Interiorizas la ventana
cuyo amuleto mental persiste temprano
con su ofrenda
de atmósferas futuribles
plenitud de instantes subversivos
que el sol elabora insondable
fotografiando el zumbido
de nuestro cuerpo abeja
desde un horizonte poroso
al calendario de sus olas
naturaleza muerta de nuestras manos abocetadas
en el trasfondo de los mundos impensados
por una insolación tenebrosa
donde crece el velo del árbol ingrávido
sin permiso del tiempo
descentrada palidez que está por venir