Las hojas verdes del ciruelo caen,
¡Calla el campo!
la aurora fugaz desaparece,
la brisa nueva confunde el olor de la amargura,
¡Amanece pronto!
cuando el alba blanca,
deja expirar su alma
ante la abrumadora paz de la penumbra.
Un trinar de pájaros borran mi nostalgia,
pues bailan por los cielos
cantando la mañana
yo,
entre surcos,
celebro la esperanza.
(Mayo 2009)