Los vientos
se desdoblan de fatiga...
imperdurables de cordura
se alimentan,
en el aura destemplada
de la huida...
la gardenia se desdice
de su boca,
y es de rosa...
el labio de la espera,
desgarrado...
en los mares de su lira,
deslazado...
en la espina
sin retorno,
se deshoja...
la impaciencia
de sus días.