Cuando ya no necesites a nadie.
Cuando solo una sonrisa frente al espejo baste para amarte.
En ese momento cumbre entenderás que el cielo y el mar son uno solo, y que después de ellos todo es misterio y magia.
Cuando ya no sientas necesidad descansarás plenamente: eres basto y extenso, como un caudal de aguas dulces.
Cuando te abras al mundo de los que solo escuchan, entonces descubrirás que la felicidad no depende de muchas cosas, y que está en todas las cosas, al mismo tiempo.
En ese momento de gozo se acabarán tus grandes penas, y ya no llorarás de miedo, porque el miedo es parte de la vida, y la vida es solo un instante.