Una rosa es una rosa aunque arranques sus espinas
y tu boca dice cosas que, aunque se que son mentiras,
entre copa y poca ropa yo me trago lo que digas
porque de mi prosa loca tu también te crees las mías.
Y mas flotan mis derrotas que los triunfos en mi vida
pero las rocas rebotán en un charco de ironías.
Cargo en mis botas las gotas de la lluvia cristalina
que me brotan de las horas que lloré por ti aquél día.
Recogí la forma rota del corazón, me dolía,
entre mi porra, mi esposa y tu disfraz de policía
me dejo una nota floja y la cabeza baldía.
Quedé sin soga ni potra, en medio de la agonía.
Tome mis hojas y notas cargadas de poesía
de la mosa en mis estrofas, también su fotografía,
cabe una fosa tan honda como el hueco de mi herida
y entre una mota y otra enterré lo que sentía.
En mi zona ya no hay zorras, tampoco melancolía.
A esta hora estoy a solas, con la conciencia tranquila.
Ella llora por mi ahora, que vueltas que da la vida,
ayer quien llora por otra hoy llora de la alegría.