Te acordaste de los caminos, recorriste los sueños,
En el lagar carmesí de los errores; forjaste alucinación y fantasía
y al lanzar las hojas del álamo, suscitaste la pasión de la espera
Un aire sutil, casi irracional demora la tarde, esperando la noche y tu figura
La rosa de mi pecho espera, para ceder su aroma a tu caricia
Y al dejar caer los pétalos al lado de mis ropas
Tu aliento y el mío se unirán en quinquenios de recuerdos
Hasta cerrar los párpados, anegados en eternidades de abril