Piensas que tu dolor es el más grande
pero no consideras que sufren por montones
quienes no se atreven a confesar sus penas
No hace falta decirlo ni proclamarlo
yo veo en cada rostro marchito la tristeza
los ojos cóncavos y hundidos al fondo del desencanto
el rictus de miseria seco en las comisuras viscosas
la marchitez del hambre en la lengua dormida
la soledad del alma trashumante por la ciudad estéril
Hay llantos sin culpas
iras sin agresiones
estafa del silencio
querer gritar sin herir la paz del viento
Crees que tu dolor es superlativo
sin pensar el sufrimiento del poeta
que alienta con su jornada
la tímida soledad del desesperado.