Luis Rayo

Aquella Juventud

 

Y de aquella juventud

sólo remembranzas

de los amores tiernos,

tiernos como la primavera

que recuerdo con angustia e inquietud.

 

Los amores  ardientes de verano

pasaron como sueños,

raudos como pájaros en el cielo,

flechas desplazadas en el firmamento

y sin que estuvieras tú.

 

Y al castigo a mi silencio

le siguió la brutal tortura,

por aquello que quedó pendiente,

de lo que pudo llegar a ser

nuestro amor sediente

de deseo y de pasión.

 

¿Y si la hubiera besado?

¿Y sí la hubiera acariciado tiernamente?

¿Por qué tuve que haber callado?

¿Por qué no haberla arrebatado?

 

Noches tempestuosas otoñales

de angustia, de dolor y de pena,

arrastrando mi cadena

bajo cruel condena.

 

 

Y en el invierno feroz

vuelve a surgir tu imagen

como una diosa justiciera

en reproche a la flaqueza infame

de tan débil actitud.

 

Y un llanto desolador

del corazón, se escucha demoledor,

entre noches negras, muy negras

de dolencia y de triste arrepentimiento

que no tiene perdón.