May032018
6:45 am
Anoche viniste...
Te presentaste como un ángel del séptimo cielo
y tocaste a mi puerta...
irradiabas una luz indescriptible
y tu perfume olía a gloria,
a un pedacito de cielo.
Y ahí estábamos tú y yo
frente a frente, vestidos en el cuerpo
pero desnudos en el alma,
mi boca ansiosa de ti,
y tú con los miedos y los nervios
ante la tormenta de miradas
y ese huracán de pasiones
que se debaten en nuestros pechos.
Intento atraerte hacia mi...
tu mano en mi pecho,
intenta ensayar una tímida resistencia
que no logra poner freno
al cataclismo que se aproxima,
a esa debacle de besos y caricias
que comienzo a prodigarte.
Como un tendedero
azotado por un vendaval de lujuria,
nuestras ropas vuelan
y caen por el piso
y nuestros cuerpos se unen en uno solo
entre vaivenes, estertores y jadeos...
te poseo... arremeto una y otra vez...
gemidos que se escapan de tu boca,
que encienden mi instinto animal
hasta estallar en un paroxismo en tus adentros.
Sábanas húmedas,
piel cubierta en sudores
mi pecho agitado,
palpo a mi lado,
lecho vacío y frío...
caigo en la cuenta,
que fuiste solo un sueño,
el mejor sueño,
el sueño mío.
-. Par
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Fragmentos del poeta