Qué ancha la noche en su agonía.
Ahogando el llanto entre manteles
y profiteroles .
Hoy te regala unas rosas,
mañana el puño que abre cráneos.
Va a cambiar- te dices- metiendo bajo
la cama los huesos rotos, moratones de vida,
y a los hijos, tapándoles los ojos.
Es un hombre bueno- dicen todos-
Y tiemblas al ronronear la cerradura.
Hoy has tenido suerte, está de buenas,
sólo se ha metido con tu forma de vestir
y te ha humillado el alma.
Hoy has tenido suerte
tal vez mañana ya no puedas oler las rosas.
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