No amigos,
yo no sigo la ruta
que a ustedes
les tejieron los ángeles.
Yo seré la eterna ausente
de sus fiestas y algarabía.
Yo no tuve un padre
que arrancara las espinas
de mi senda...
Oscura soledad
acompañó mi carrera.
Doy un paso al costado
para que no vean mi tristeza...
el hondo abismo
de mis últimos años.
Amigos de mi lejana infancia
retiren ya de mis ojos esa vianda
de manjares y risas,
que yo voy contando los centavos
para seguir con vida.
Quisiera marchar con ustedes
a su mismo paso...
mas no es posible;
ya mi andar se fue cavilando
por el reposo y el llano,
mientras ustedes, ya inalcanzables,
las montañas van trepando.
No amigos,
no quiero oir sus voces llamando.
He perdido mi blanca esperanza
y se han cerrado
las puertas amables.
Me ausenté del ayer que llamaba;
y el verano
como un niño humilde,
conmigo ha llorado...
Ingrid Zetterberg
De mi libro \"Por los bosques del silencio\"
Año 2,018
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