Pausadamente se fue.
En espesa niebla envuelta.
Como la ilusión se va,
tapada por la tristeza.
Pero todo se renueva,
en la vívida experiencia.
Cuando una ilusión termina.
Otra ocupa su lugar,
sin darnos apenas cuenta.
Así transcurre la vida.
Acechando en cada vuelta.
Se prepara una razón,
para seguir la carrera.
Una nueva luz traspasa,
las sombras y las tinieblas.
Árida tierra desértica.
Aparentemente muerta.
Flagelada por el Sol,
que la agosta y la reseca.
Llena de vida interior,
que en sus entrañas se crea.
Sigue el corazón latiendo,
aunque el amor desfallezca.
Cambia el ritmo el diapasón.
Cuando una nueva ilusión,
los latidos acelera.
Dando paso al corazón,
que de repente nos llega.
Deja el árbol la simiente,
en la tierra que le engendra.
Sus frutos devuelven vida,
con su preciosa cosecha.
Aquellos que caen al suelo,
nutren de nuevo la tierra.
En el ciclo de la vida,
cada vida se recrea.
Un clavo saca a otro clavo.
Un amor vuelve a nacer.
Porque la simiente queda,
albergada en cada ser.
Va creciendo en su interior.
Como crece quien lo dió,
con generosa ilusión.
A. L.
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