El sol paró su rumbo con sangrientos labios
rozando las calmadas aguas estancadas en el ocaso
saboreando los olores de los mas suaves vientos
que recorrían el horizonte
susurrando a gritos mil caricias de sedas
cada paso, cada llanto es una huella en el mundo
borrando las marcas del sol
guiando a la brillante luna con sedientos vientos
arrancando las estrellas, amaneciendo con niebla
brújula de mi pecho rota
rota de rabia y odio.