La arena del tiempo va enterrando mis tormentos
formando desiertos donde tiento a mis pecados.
Entre mis recuerdos mueren minutos ahorcados
porque fueron judas, traicioneros de mi mente.
He sacrificado mi cielo por un momento
para derretir mi hielo en caricias que vende el diablo.
Me he crucificado con clavos que se oxidaron
por ver al cordero que multiplicó mis peces.
Sálvame del fuego. Quiero estar en tus inviernos.
Aunque lo nuestro ha muerto, se resucitar a un lázaro.
Tu creas paraísos en los sueños que soy pájaro
dando aliento de vida a mi corazón inerte.
Cargo con el peso de mi cruz pero los cuervos
quieren sacar mis ojos y observarme derrotado,
pero mi fe tiene más luz que los recuerdos malos
y quedan opacados por los buenos que son para siempre.
Yo no he sido quién para juzgar a aquellos imperfectos
(Tantos samaritano me condena y se lava las manos,
pero ninguno de sus nombres se escribe \"Poncio Pilato\"),
tampoco seré perfecto cuando mi venganza llegue.
No hay Lucifer ni Satanás que esté en peor infierno
que el de imaginar a tu silueta entre dedos profanos
Ellos piensan que las varas miden lo bueno del santo.
Sin un religioso orgasmo no te volverán creyente.
Creamos catedrales bajo sábanas ardiendo
de un metro cuadrado pero nos sobraba espacio.
Yo te predicaba mi palabra hasta ver el ocaso
tu me recompensabas con tu vino y tu pan caliente.
Tu me predicabas que abriera mi pensamiento
y las puertas de tu iglesia me abrías, pero de espacio.
nunca imaginé que existiría ese hermoso palacio
era el paraíso entre tus piernas, debajo de tu vientre.