Vean ustedes como se derraman y se desploman
todos los relojes del querer:
tengo un amor que es como las doce en punto
menos el minuto que me vuelve turbias las horas.
Hay un sonoro tic-tac que son golpes escondidos.
Necesarias tuercas e ilusiones en este mecánico desacierto.
¿Qué cómo la quiero?
Pues muy claro:
desde este silencio que puebla lo aumentos
de este utensilio que uso para quererla.
Cuchillo que no corta ni piedra que lo afíle.
Bestia sonora que cruje en cementos imposibles.
Se lo dije un día y debí callárme.
Pero aquellos materiales sometidos
se saltaron las aguas rotas de este caballo sin cola.
Ahora hay escaleras que relinchan
y pasos que conforman palmeras de deseo que son realidad.
Pero…no importa.
Tengo monedas con su brillo que me pagan.
Solventes cuentas corrientes
donde juego con el resplandor de tu piel desnuda.
¡ay!
eres como la madera o como la piedra
en las manos del artista:
se entra en ella como un dios
y se acaba como un esclavo.