Allí yace hija amada
la jaula vacía
en un rincón anclada,
aquella donde habitó Facundo,
tu tierno pajarillo gris,
redondo como motita de algodón,
ave soñada...
que tus manos amorosas
recogieron una tarde de nostalgia.
Y tus mustias macetas
donde se lucían glamorosas
las orquídeas, ¡qué pena, ay!
me ha dado el verlas muertas...
eran moradas y blancas,
pintaditas de ilusión...
que tus manos amor les prodigaban,
pero sus hojas polvorientas
yacen solas,
ni una flor tus miradas
han vuelto a acariciar.
Y yo te amo con ternura
Natalie, prenda mía...
que trabajaste en vano
para ver el sueño
de tus orquídeas,
que hoy permanecen sin vida.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi amada hija Natalie
De mi poemario \"Secretos de mi alma\"
Año 2,017
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