Madre,
manantial de amor pleno,
valle de ternura lleno,
gaviotas de cariño en pleno vuelo...
Madre, hoy tus hijos
derraman en tu frente, agua bendita;
multitud de blancas margaritas.
Hoy ensalzo tu nombre, madre.
Y prendo candelabros de gratitud a tus desvelos.
Madrecita,
¿Cuando bajarás de aquellos cielos?
Necesito tus caricias terciopelos.
Tus besos de manzanos,
aún siento en mis mejillas
¡No sabes, cuánta falta me haces,
en este triste desierto de cemento!
Madre,
ayer soñé que volvías,
entre nubes difuminadas de ternura;
y en mirada de gacela tierna y pura.
Me tomaste de la mano,
me llevaste a tu lado,
¡Y con cuánta dulzura me miraste!
Madre, yo no olvido tu nombre.
¡Jamás lo olvidaré!
Tu recuerdo quedará conmigo,
como una espina de amor
siempre clavada.
Autora Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos registrados
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