Por ti llego antes y me voy después.
No sé si sean los segundos correctos de nuestras vidas,
o seas una casualidad de aprendizaje más.
Te has enamorado, y yo también.
Has tenido el corazón roto, y yo también.
Has llorado, has fallado, has detestado... y yo también.
Posiblemente eso me gusta de ti.
Tu manera de dominar las adversidades y luchar con o sin armas.
Dejas tu corazón en la batalla, mírate.
Puedo apreciar tus cicatrices y una que otra de tus lágrimas.
Pero no me conoces, ni yo te conozco.
Más reitero que por ti llego antes y me voy después.
Pretexto cursi y silencioso.
Porque no sabes quién soy, ni sé quién eres.
Y no tengo idea si lo ideal sea acercarme y desechar tu propuesta de amistad,
alumno y maestro o meter las manos al riesgo,
los labios, la vida... hasta que nos haga trizas.
Si me lo permites, claro.
Con fusión y confusión.
Suspiro, te miro.
Me callo, escucho.
Analizo y tú no sabes qué pasa por mi cabeza,
por mis entrañas, por los dedos de los manos.
Solo sé que quiero.
Y por eso contigo, quiero llegar antes e irme después.
Haciéndome ladrona del tiempo y jugando a ser distraída.
Aunque no te conozca, aunque no me conozcas.
No estoy jugando.
No me conoces. Pero por ti, llego antes...
y me voy después.
— NADIA ALMAZÁN