He sentido tu voz acariciante...
No he sentido tu voz decirme letras
de "un te quiero" suave, tímidamente.
He sentido tu voz llenar de trinos
las ramas de mi árbol estremecido
-manzano del Paraíso Perdido-.
La he sentido en la seda de tus labios
-oh gratos sones aterciopelados,
que me envían los hilos del teléfono-.
Las telas del corazón se me han roto,
al sentir la cadencia de tu voz,
vertiendo las esencias a mi pecho,
que en la soledad del vivir está
el corazón aterido, al no veros,
no teniendo tu latir en el mío
en noches de luna y juncos de río.
La he oído descender de tus Montes
al rincón de la Alhambra donde vivo.
..............
Desearía darte yo una rima,
que te dejara siempre pensativa
-amando la noche que enciende estrellas-,
que el Sol se ha hundido ya por lejanías...,
cayendo tu entreverada melena
a raudales, yendo por las espaldas,
sorbiendo de ti la belleza: vino
desparramado por la estancia,
vestida tu desnudez entre telas
sutiles, excitando la entrepierna,
dándome tu voz mimos de palabra.
-Salvador-
(de POEMAS SUELTOS)