Es en el apogeo del colibrí
cuando arde la tinta de mil lenguas
enraizada en la pólvora de mi garganta
que recorre los presagios de la voz natal
revolotea en su torso
arracimada el alma
que rola rumbo a la chispa intemporal
con su invisible captura del gozo
sutil manifiesto
chasquido testimonial
de aquiescente corazonada
que te concede la esfinge
a las puertas de la percepción