Recuerdo la tarde que dejaste el llamado en el teléfono, el mensaje decía ¿tengo una duda? confirmo que me sorprendió tanto que no dije nada, pero la pregunta, como extraña comenzó a preparar en mi corazón alguna respuesta posible.
Me encontraba en el bar donde fijaste el encuentro, estaba ansioso reclamando tu presencia, el café que había pedido se estaba enfriando y el sonido de la cucharita haciendo girar el, café en círculos incrementaba el suspenso de la espera.
Llegaste no se de donde, te pregunte, ¿tomas algo?, ¿si?, contestaste, ¿un café, dijiste?, y el mozo no tardo en traer el encargo.
Estábamos sentados frente a frente y comente la pregunta de rigor, ¿cual es la duda ¿siguieron minutos de silencio que solo serian quebrados por la cucharita revolviendo el aromático café.
Pasados esos silencios, con tono grave en tu vos a causa del cigarrillo, qué en gran cantidad fumabas, preguntaste. ¿Porque terminamos?
La pregunta salio de tus labios color carmesí y quedo flotando en el aire, suspendida en el espacio que nos separaba como buscando una respuesta para anidar en ella.
(Teníamos puntos de vista diferentes, en todas nuestras conversaciones no congeniábamos ni en el saludo y solamente en nuestros silencios, había paz, pero en cualquier momento comenzaba la guerra).
¿Supongo que habremos cambiado con el paso del tiempo?, sonó tu vos nuevamente con cadencia melodiosa como esperando un si.
¿ Y eso que cambia?, ¿conteste?, y comencé a vislumbrar lentamente la pregunta, motivo del encuentro y otra ves su vos como martillando con el mismo énfasis anterior, me dijo.
¿ Donde hubo fuego? Y en mi mente se dibujo la respuesta, ¿cenizas, quedan?, Y esas cenizas querían volver, (pensé).
Yo me había hecho un fuego, producto de un amor incondicional, sincero y sin dobleces, un fuego que no tenia nada que ver con el de años atrás que se fue consumiendo lentamente producto de una incomprensión mutua ante lo cotidiano , terminando en cenizas y ahora esas mismas quieren volver y apagar el fuego, este que arde en mi corazón con toda intensidad y me encuentro muy feliz y no pienso dejar
Abrí mi boca por última vez y estas fueron mis palabras, ¿Gracias por la charla?, le dije.
¿Te vas ¿Me respondido y muy rápido conteste, este fue mi ultimo café, ¡adiós!, y me fui cantando bajito, ese tango que dice:* “cuantas veces con un cuatro a un envido, dije quiero, y otras veces me fui a barajas, sobrando 33”...
(Tenia las de ganar y la deje, pasar.).
* estrofas del tango “cuando me entres a fallar “ Flores y Aguilar
Robi