Sergio Alejandro Castro Fajardo

Corazón exiliado

Corazón Exiliado

 

Aherrojado a su tapiz, un corazón dibujó con sangre aquella efímera mirada que, sin abandonar, lo arrastró hasta el profundo letargo de su aliento.

 

 Aquel hombre con alma de niño ¡salió energúmeno! Buscando el preciso momento que le sacaría de aquel trance inesperado que lo había entregado a la cordura; y tanta fue su amargura, que, sin pensarlo, y vociferando aquel dolor que le entrañaba hasta el más recóndito lugar de sus anhelos, arremetió contra cielo e infierno hasta consumir el último parvo de fervor que conservaba dentro.

 

 Poco tiempo pasó, y el moribundo corazón exilado cayó… y en una apacible morada, dejó una pequeña nota sobre aquél tapiz como testigo de su codicilo: \"Que sea feliz, sin temor ni rencor y que vuele tan alto como quise hacerlo acompañado de sus besos\".

 

-Sergio Alejandro Castro F.