Repasaré viejos acordes para mi voz gastada
quitaré el polvo a mi chaqueta agazapada en el armario
y me prepararé para esperar la muerte
Aún no la estoy deseando pero sé que llegará
por eso leeré de nuevo mis libros anhelados
sembraré en el conuco hasta que la tierra se consagre en verdor
lucharé por todo lo que he defendido
y rogaré que en la hora mala aparezca tu aliento
cerrándome los ojos
ya estaré seco, enjuto, cuerdo y viejo.
He amado lo suficiente como para saber que aún te quiero
he razonado cada respuesta para no herirte cuando te vayas
sé que me dolerá verte partir a un país ajeno
mas no tengo el poder para truncar tu sueño de aventura
tus ganas de volver a degustar el suculento bocado de abundancia
la necesidad de ir contracorriente porque eres joven
y es una contradicción serlo sin rebeldía.
Mientras tanto
postergaré una lágrima de adiós sin hasta luego
y juntaré estos versos para cuando estés lejos
los leas y comprendas, hijo, que te quiero.