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Puedo escribir los versos más hermosos de mi vida,
y dedicártelos a ti, mujer querida.
Decir, el sol es radiante, la mañana es hermosa,
pues he amanecido contigo, mujer virtuosa.
El amor encuentra por fin su reposo,
y mi corazón estalla de gran gozo.
Puedo escribir los versos más hermosos de mi vida,
y que sean para tu alma su dulce comida.
De los montes más altos mirar los horizontes,
y decir, mi amor es más grande que todas las orbes.
El amor y su espejo proclaman ternura,
de esta dulce melodía brotó tu hermosura.
Puedo escribir los versos más hermosos de mi vida,
y trazar en los cielos tu mirada querida.
Del sin tiempo y de la nada mi amor provino,
y parece mucho más un designio Divino.
Mi corazón en ti está satisfecho,
y confirmar que tu amor es también un hecho.
Puedo escribir los versos más hermosos de mi vida,
y encender con pasión la razón más sentida.
Alcanzar la gloria con el amor más extenso,
y destruir cualquier sentimiento perverso.
Entender las razones de tu gran despedida,
pero revivir los laureles de una nueva vida.
Puedo escribir los versos más hermosos de mi vida,
y redactar el sin fin de una historia leída.
Iniciar lo vivido, recomenzar desde lo errado,
combatir al maligno, y dejarlo encerrado.
Compartir el tiempo, compartir los sueños,
hacernos entre los dos, del mundo sus dueños.
Puedo escribir los versos más hermosos de mi vida,
y enterrar al pasado como una fruta prohibida.
Reconstruir letra con letra tu corazón,
y enteramente regalarte para tu amor una razón.
Hacer con amor y letras una gran historia,
y trascender en el tiempo cantando victoria.
Puedo escribir los versos más hermosos de mi vida,
y demostrar con grandeza que eres mucho más que querida.
Las campanas de gloria sonar con euforia,
y quedarme en tu vida, siendo más que memoria.
Y que sean ventiuno los versos,
pero muchos más los cerezos.