No es por ti, ni es por mí.
Somos sólo dos errantes más,
dos corazones solitarios,
dos bocas masticando adrenalina
y negándose a ser, meros
figurantes en el teatro de la vida.
No es por ti, ni es por mí,
que el amor desfallece más cada día,
asustado, precavido
y temeroso a cada intento de entrega,
dudando de cuanta
verdad susurrarán los labios que besa
o si será deseo pasajero,
juego, gozo de un momento,
desvarío loco, una quimera tan sólo.
No es por ti, ni es por mi.
Somos muchos los tatuados con tinta
de amor malsano.
Con la esperanza guardada ya,
en el cajón de los trastos,
esos que nos enloquecen y apasionan
y cansan al poco rato.
Con la desconfianza de la mano, cada
vez que un nuevo amor
nos anima a levantarnos, condenándolo
a la pena de saber
que amar ahora, puede acabar por nada.
Que no es, sino una entrega
egoísta que muere a veces, incluso, antes
de haber siquiera comenzado.
Pilar González Navarro.
Mayo 2018.