Envuelto en tu mirada
Escucho en un susurro mi nombre,
Que repite el sutil sonido del viento.
Me invitas a continuar en la senda.
Pero Señor, tengo hoy velados los ojoS,
En la noche del camino,
No te veo Señor, no te siento.
Y, la sensación de soledad
Es tan oscura que necesito tu luz
Faro que redireccione mi caminar.
¿Cómo avanzar por este sendero tan estrecho
Donde me asaltan los temores, las dudas,
donde los vientos huracanados de mis inseguridades
Amenazan con lanzarme fuera de tu proyecto?
Tu Espíritu Señor, es mi certeza,
Certeza de que Tú me acompañarás,
Iluminando mis velados pasos,
Despejando los oscuros nubarrones,
Que mi incredulidad ha formado.
Podré así vislumbrar tu paz,
Tu paz que aplaca y sosiega el alma.
Tu pan, que renueva mis fatigas
Llenando de anhelo el corazón,
De sembrar y ser grano de trigo a la vez,
Trigo que, a fuerza de morir, dé fruto
Por eso Señor, permite que,
Desde lo más profundo del corazón
Pueda siempre exclamar.
\"Habla Señor que tu siervo escucha\"