SUFRIMIENTO
Quien sufrió
como he sufrido yo
ya sabrá como es estar
en la prisión.
Nunca viví en felicidad
y mi castigo fué la soledad.
El sufrimiento en mi carne
clavado en la cruz
como el reloj en el tiempo
mi compañia
eran las nubes del cielo
y el silbar del viento
que movían las cortinas
de mi ventana
en una canción
interpretada muy fina
de aquellos días eternos
que el silencio
deseaba rasgar las tempestades
pasando por el dolor del hambre
hasta las mañanitas
de soledad.
Y voy escuchando esas voces
que vienen del silencio
y voy sintiendo ese frío
que viene de adentro
de esa hambre que mezclada
con la sobra del tiempo
de sentir
que aun estoy vivo
y que se me acaba el aliento.