Juanquilugo

Desayuno

Me sentía un poco solitario
y desayuné un Bukowski
entre la humedad de las paredes
y la llovizna lamiendo las ventanas,
mareado de alcohol, de putas,
de bares apestando a gatos abandonados,
hermosos escenarios 
para los poetas ensiestados sobre las mesas,
me arrojé sobre unas letras desparramadas
sobre la alfombra,
besando el cielorraso con los ojos,
bebí las telarañas y recité un verso,
ya no lo recuerdo, no vale la pena,
ya quisiera yo encontrar a la prostituta
que robó sus poesías, revolcarme en sus carnes
y quitarle del sostén su mayor tesoro,
despúes de todo 
en las poesias vive el corazón de 
todos los poetas del mundo.