He querido escribir,
para usted,
treinta o cuarenta decenas de poemas,
uno tras otro sin pena,
para que los leas,
en tus mañanas vagabundas,
en tus noches de insomnio,
en tus tardes de furia,
o en tus madrugadas de asombro,
no sé en qué momento o situación,
pero que leas de mí lo que necesites,
para sentirte acompañada, protegida y calma,
y pienses en mí,
para que resguardes tu alma,
y me sientas ahí