Voy bajando por la cuesta del anochecer,
Con 57 años y medio la vida se ve desde otro prisma,
En mi caso pausado por las circunstancias de mi enfermedad
Y la de mi hijo mayor Modesto, mi modesto un hombre que siempre será niño,
Apartado del mundo social, pero este sentir es una gruta imposible de curar,
Por eso hay que seguir adelanté con la vida y cruzar todos los caminos si se puede,
Con fuerza y moral, gracias Señor por dejarme respirar…
Un rayo partió mi corazón en dos y jamás lo he podido unir
Desgracia que vives dentro de mí, insolente espina
Que hurgas en la herida haciendo, imposible mi vivir
Con dolores sentimentales desde la gruta de la cima,
Por donde los misterios que se adueñan de mi duro existir
Yo no pedí nunca, entrar en este infierno y clima
Por donde en sueños y despierto sufro hasta morir…
En la nube que Dios me regalo cuando mi Madre pario mi cuerpo
Y empecé a respirar fuera del feto el aire precioso de la vida,
Que seriamos sin las Madres, sin ese apoyo de amor eterno
El milagro de la vida, pero conforme pasando el tiempo,
Convertimos el amor y la libertad en un pozo, inmenso
Y cuando nos damos cuenta, estamos ya en nuestro infierno
Pidiendo a los cielos, que nos devuelva del amor el sentimiento…
Pero ya la cuesta de nuestra vida es un socavón incurable,
Tanto de sentimientos como de vida social y su verbo
Que lastima, cuando el rayo partió mi corazón insaciable,
Desde entonces todo es en mi círculo de vida, es un bulo
Mentiras para esconderme y no salir casi nunca a la calle,
Viendo mi perfil en la tierra real, apocado en mi símbolo…
Un escudo vital y transparenté que dibujan mis letras
Yo soy como soy, un enfermo sin latidos de sonrisa
El mundo va tan de deprisa, que se desvanecen mis brisas
Tan solo me queda el silencio de mis latidos en gracia
No sé si podre remontar el vuelo dentro de mis casas
Pero confió en que Dios antes de morir, sofoque mis brasas.
¡Somos presa de nuestra propia vida mientras vamos cuesta arriba el sol ilumina nuestra brisa, pero es irrevocable el fin de nuestra colina!
¡Montañas y eras de dolor, encontramos cuesta abajo cuando nuestra vida día a día se va apagando, ofrecemos miles de rosarios al Señor!
Modesto Ruiz Martínez / domingo, 06 de junio de 2010