La mujer que me quiere, la rechazo,
y la que me rechaza, mucho quiero;
la que me quiere doy mi cruel madero,
quien no me quiere obsequia batacazo.
Detesto a la que muere por mi abrazo
y si quiere mi abrazo le soy fiero;
quien mucho me amenaza la venero,
y, a la que no venero, le amenazo.
¿Quién entiende lo loco del dilema?
¿Qué hago? Por mala Amar, por noble odiar,
el enigma a mi mente descalabra.
Una se enferma por mi infame hoguera,
la otra se mofa y me hace sollozar...
¡Es estar sin la soga y sin la cabra!