Luis Rayo

A LA MADRE QUE VENERAMOS

 

Dulce madre, y mujer pura,

que como perla blanca             

sales de la ostra oscura,

con virginal belleza en aventura,

entre un mar embravecido

Y un cielo agradecido.

 

Bendecida mujer  que por el parto

la existencia canta a los niños.

Sin tu cuidado y tu cariño

triste humanidad perdida,

pues la alegría de la madre en verso,

es la misma que expresa el universo.

 

Gracias, madre, ser de todos los seres,

a ti, mis palabras de amor

que vibran en la naturaleza.

Sin ti,  el silencio sin tu amor

es como un rosal en agonía.

Vivo estoy al estar cerca de ti.

Muerto soy, con tu último aliento,

que como polvo, se lleva el  viento.