Me condenas, alma mía,
A terrible indiferencia,
A una interminable ausencia
Que incrementa mi agonía;
Oh, letal melancolía,
Fue disfrutar tu presencia,
Pero más fue la demencia
De sentir tu lejanía;
Estoy perdido, amor mío,
En terrible soledad,
En el loco desvarío
De amarga realidad:
Mirar el cruel desvío
En que acabó mi verdad…