Mis manos hablan, cuchichean y respiran,
caminan con mis desarticulados dedos
por las huellas revolcadas de tren convulso
de nuestro último viernes de recién casados,
nunca tan viernes como hoy ,
ni tan hastío sin nombre como hoy.
Mis manos son gargantas de soledad,
arqueadas sobre truncos senderos sin cabezas.
Estas manos fueron ramas tibias de árbol sin corteza
con pajarillos asustados en bosques sonámbulos,
fueron refrigerante azuladas de encendidas ganas.
Hoy son trozos de hormigas desorientadas en la tormenta
que paladean recuerdos de noches barnizadas.
Mis manos, espejos retrovisor de oráculos ciegos
yendo por el borde de noches sin lunas
retuercen mi danza de fortunas y miserias.
Viernísimo viernes, magullado de puntos muertos,
con mañanas y ayeres embalsamados,
con noches ascéticas, irónicas y geométricas,
que gorgotean con mis atardecidos porqué.
Mis manos, sonido de cencerro lejano,
ladean tu perímetro, dibujan tu piel
sobre pedazos de cielos caídos.
Nelly Herrera
Poeta Argentina
Hacedora literaria