Sin razón de pertenencia, sé mía.
No como la cometa lo es del viento
ni como la esperanza del intento.
Más bien como del reo es la amnistía.
Sé para esta demencia la manía
que se va disipando a fuego lento.
Para este delirio, sé el momento
en que se desvanece la agonía.
Sé mía en ese punto equidistante
entre tu sensatez y mi locura.
Si el desequilibrio me hace caer,
levántame con tu alegría errante.
Sella con tu sonrisa la fisura
por la que desagua el amanecer.