Si yo jamás hubiera sido madre, hermana, hija, amante,
tal vez conseguiría librarme
de este miedo a la muerte,
al abandono,
al desconsuelo,
a no estar a la altura,
a la contraria suerte.
Si no hubiera conocido la esperanza
en su amable semblanza,
podría hacerme la ilusión
de cabalgar estos páramos
aferrando las riendas,
de conjugar en presente,
de ir caminando libre.
Pero yo ya he amado.
Y temo y espero:
En átomos de libertad
he pagado el precio...