Esta noche he tenido entre mis manos
los dulces pajarillos de tus pechos
pidiendo con sus picos acerados
comida de mis labios avarientos,
he gozado su límpido plumaje
el cálido temblor de sus alitas
pretendiendo escaparse de la jaula
que mis cinco barrotes custodiaban
y he besado sus tímidos ojitos
y he calmado sus miedos con mis labios
y al librarlos de sus tiernas prisiones
hacia el cielo su vuelo levantaron.