El niño y el adulto.
El niño ríe con facilidad, el adulto sonríe con dificultad.
El niño se relaciona con cualquier persona, el adulto discrimina.
El niño imagina, cree y sueña, el adulto se empeña en hacer que lo vea imposible.
El niño es sensible, el adulto duro como un roble.
El niño es noble y el adulto egoísta.
El niño conquista corazones, el adulto acostumbra hacerlos pedazos y es experto en desilusiones.
El niño perdona, el adulto toneladas de rencor almacena.
El niño ama sin condición, el corazón del adulto tiene precio.
El niño ve prioritario ser feliz, para el adulto lo primero es el dinero y la posición.
El niño apoya y sabe de unidad, el adulto busca llegar a ese lugar añorado sin importar a quien pisar, difamar o humillar.
El niño obsequia ¡el mío! los mejores momentos me ha regalado, el adulto cobra hasta el saludo.
El niño valora, el adulto ignora.
El niño hiere accidentalmente, el adulto lo hace consciente y deliberadamente y ni siquiera se arrepiente.
¡ Dios! ¿ Por qué no somos como niños todos?
Israel Najera. 23/10/17. Cd. Jiménez Chihuahua.