Tan solo dos niños,
uno de azabache
otro como el trigo,
dos brazo de mar,
verlos siempre juntos
pasear por la calle,
desde la \"amanecía\"
hasta la \"madrugá\".
Donde cruza el río
dicen que son pares,
que juegan a juegos
propios de otra edad,
y entre juego y juego
cariños iguales
no ha escrito poeta,
y nunca escribirá.
Como rosas crecieron
viviendo al cariño
del mismo jardín.
Los dos se prometieron
encima del puente
diciéndose así:
-\"Ya te necesito
no puedo evitarlo,
corre por mis venas
tu sangre \"prestá\",
si te la devuelvo
la vida me arranco,
sin tí por mis venas
la vida se me va\".
Pero de repente,
le cogió la mano
y le puso un anillo,
en señal de amistad,
y en el mismo puente
este amor sellaron,
con el vino añejo
de la eternidad.
*
Del correr del río
hablaban los viejos
del correr del tiempo
y del cañaveral
y uno de los niños
con un nuevo amante,
se decía palabras
en la oscuridad.
Se hirió en una mano
con las cañas secas,
y manó la sangre
de su antiguo amor,
y este al enterarse
lo llevó hasta el puente
y en plena agonía
llorando le habló:
-\"Como hermanos crecimos
y todo el cariño
sin dudar te di,
y el amor que juramos
encima del puente
no puede seguir\"
-\"No te necesito
no puedo quererte,
se va de mis venas
tu sangre \"prestá\",
se derrama a chorros,
la vida me deja,
sin tí por mis venas
la vida se me va\".
Pero de repente,
le cogió la mano
le quitó el anillo,
y del puente saltó
y debajo del puente
crecieron dos rosas
regadas con el vino
que antes los unió.