El Lago,
enternecido entre sus aguas,
puras limpias,
en tus palabras sinceras,
aún, no pronunciadas.
Fue el dolor y la soledad,
y tus lágrimas,
las que oscurecieron el color del lago,
las que removieron, un remolino negro.
Fue el rencor de la duda
y la mentira,
el silencio de tu alma,
el amor, hoy se quedará en el lago,
y mi alma blanca
fraternidad,
en el respiro lleno de vida.
Hoy,
el lago,
espera las lágrimas compartidas,
como cristales y las estrellitas,
las lucecillas.
El lago,
es testigo del amor
entre las florecillas,
aún dormidas, contempladas desde arriba,
no estoy a tu lado,
pero, el lago, queda, en el amor amado.
Sin mí.