Trabajar desaforadamente
cinco días semanales
de las siete a las seis,
seguir cursos de contabilidad
de las seis a las siete,
terminar el bachillerato
y en la universidad
presidir el Consejo Estudiantil,
asistir a las asambleas,
promover paros indefinidos,
consultar al odontólogo,
salir los fines de semana
para alegrar la sangre
con un poco de brandy,
escuchar noticias,
leer periódicos y ver televisión.
Para qué todo ese embrollo
si a la que estoy queriendo
lo mío le importa un pito.