Cuesta mirar a las calles
y comprender el silencio
de tantas tardes tranquilas
donde el calor es intenso,
pero las tardes de julio
y las de agosto son fuego,
y nadie quiere pasarlas
en los jardines del pueblo,
hay que esperar a la noche
cuando al ocaso, de nuevo,
vuelve el rumor a las calles
con las palabras y gestos,
de pronto surgen las voces
y las sonrisas al cielo,
porque el ambiente refresca
y están los cuerpos ligeros.
Pienso en las almas cansadas
y en los suspiros del pecho,
en tantas flores que un día
entre los labios surgieron,
y es que la vida nos cansa
y nos convierte en objetos,
en una simple rutina
que nos remite a un espejo,
éste se muestra en el alma,
con amplitud y reflejos,
para enseñarnos la imagen
que nos remiten los ecos,
puede que entonces termine
o que comience ese intento,
el de buscar cada día
una caricia y el beso.
\"...Cuesta mirar a la vida
si no te miras primero,
porque con medias verdades
nunca estarás satisfecho...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
10/05/18