Esta noche me quiero embriagar,
quiero levantar la copa y olvidarme de ella.
Que el primer trago de vino ahogue la pena
para cuando se acabe la botella
nada de esa mujer me haga recordar.
Los parroquiano que se encuentran en el bár
me observan con delicadeza,
el cantinero mueve y arreglas las mesas
que se acaban de desocupar.
Una dama se me acerca a paso lento,
me mira y en la mejilla me deja un beso,
no entiendo a que viene todo esto
cuando a mi vida ya le queda poco tiempo.
Me retiro sin decir nada,
mi pena, es mi gran compañía,
cantando en la oscuridad de la noche,
me voy olvidando de mi gran amor
y de este triste y amargo día.