El meteoro asciende restituido,
se despega de la roca fundida y se reintegra;
huye extrañamente, despavorido;
la roca, a su vez, reconstruyó su forma.
Aglutinándose están los infinitos ínfimos,
la corola ha vuelto a abotonarse,
sorprendida por la capa celeste:
está el sol moviéndose al oriente.
Disparates, disparates, disparates
han sido estas estrofas,es quimera (Calórico es peregrino,
se disolvió en la nata sideral,
define la caótica pandemia).
Lejano efecto, huyó desde que dos látigos
azotaron inmisericordes inconcebibles,
donde solo una huella del golpe hizo versión maestra
y sintonizó la hora del espacio.
Habránse vuelto rojos los distanciados espirales luminosos,
en los espejos o los sonidos
o en el hueco de las orillas de líneas sin fin,
donde invocan una sílaba temporal y donde viaja la historia.