Ahora pierdo hasta las cosas que me son ajenas.
Transito la lejanía y me invade palabra a palabra
la mas pura intransigencia,
cada cosa que muere
tiene su sombra de nostalgia,
cada sombra su eco
cual mantra de rutina.
Transé con las tortugas del cielo
mi caparazón azul,
ahora navego con ellas
por las autopistas del viento.
No necesito mas arma
que la palabra que digo o callo,
ni mas razón que la perdida,
ni mas voz que la propia.
Quién puede tocarme dentro de mi caparazón azul.
Los besos son bestias inventadas
que tienen alas de sangre,
su leyenda se clavó a mi infancia
y aprendí a entender sus mentiras.
En el país de las hadas
perdí mi espada en un mal sueño,
pero en la luna gané la palabra…
y en el viento mi castillo.