LA HORA ETERNA
Seda salvaje
sobre lienzo latiente,
yacente la sombra
sobre todo lo coherente,
marchita el corazón
alma soñadora
que entre vinos y frescor
llegó tu hora.
Vino a buscarte
tu amiga vieja, la muerte.
Nace con ella el pétalo,
con ella el pétalo muere.
MUERTE II
Sus dorados alfileres
que mataban su brillo inédito,
traspasaban sus ojos transparentes
como una flor deshojada.
Tumulto de cuerpos y almas,
siempre lejos, olvidadas,
eterna estación de llegada
¡cuál sea la última parada!
RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR PATRICIA PALLE