Aparece en primavera
una tímida y bella florecilla
que sólo necesita agua y tierra
su pequeña corola amarilla.
Se conoce con el nombre de Lizón
llenando cualquier pared o rincón
y casi nadie le presta atención
por ser de humilde condición.
Sin embargo a los pajarillos
desde el canario hasta el periquito
por sus tiernas hojas y capullitos
lo consideran manjar exquisito.
Hoy con su mágico esplendor
llamó poderosamente mi atención
y el paisaje de su bello color
alegró mi afligido corazón.
Me detuve admirando su fulgor
mientras unas blancas mariposas
revoloteaban de flor en flor
incansables y caprichosas.
Una música de fondo
se escuchaba del río cantor,
y al son unas ranas croando
posaban sobre el musgo verdor.
El bello encaje de una cascada potente
luce su espuma de blanco esplendor,
y los ojos negros del lejano puente
con los míos se encontró.
Regresando sobre mis pasos me decía:
¿Qué poder o hechizo encierras naturaleza
que con tu eterna y singular belleza
me has devuelto la paz y alegría?
¡Gracias madre mía!
Fina