Esa sombra que nunca permitimos
hoy acaricia nuestras vidas con sus manos
Esa sombra...
La soledad y el orgullo
edificaron sus esfinges de fuego
en los balcones de nuestras humildes ansias
Y este orgullo con sus bloques de hielo
sobre nuestros hombros / sobre nuestros brazos
sobre nuestros pies
Y este orgullo estancado que ni siquiera
ya se moviliza
simplemente nos recorre
como pedro por su casa
Solo el bello esoterismo de mis más bellos recuerdos
posa sus plumas
en mis noches de divagaciones e insomnio
En las cándidas ojeras
de mis húmedos párpados
Y tu amor...
la verdadera simetría de tu amor con su más dulce
indiferencia
A pesar de sus entumecidos resentimientos
todos las noches llega y me ofrece
las sútiles evocaciones que alimentan todavía
a mi aterida alma
Aunque por dentro todavía muero
por arañar
aunque sea una pizca
de la más diáfana y púrpura esperanza