El otoño irrumpió en mi calendario
y sus hojas siguen cayendo a plomo.
En un libro de amarillento lomo
ya pesa el polvo del itinerario.
Las polillas invaden el armario
en color sepia al que ya no me asomo
para no volver a sentirme como
el barco a la deriva en un acuario.
Aunque quiera burlar a la evidencia,
las canas ganan terreno al proyecto
y los achaques acechan de frente.
Los años van dictando su sentencia
en un destino que me viene directo.
Búsqueda de un arrugado aliciente.