Jesús Oscar Ugalde

MUJER DEL MAR

Me sería posible esbozar el celaje de crepúsculo laureado,

con el resto de mi furia en atlántico peligro,

argüiría cualquier semblante bronce,

quizá sortílega aurora enternecida, arrebatada y trastocada,

en tu voz susurrante a través de tal vez nada.

 

Llegaste con las aguas de sal que brincaron tras el golpe de la roca o del hombre de la quebrada,

tras las cien horas de la noche.

Engullida roca que saboreó la escena nuevamente.

Solo dar tiempo al tiempo me restó tu anhelo:

te escuché, te figuré y te conjeturé de alturas volátiles.

 

Poco a poco

suerte a suerte

palmo a palmo

ennegreció mi malicia de tus brazos,

al pensarte, sonrisa y llanto pausado,

esperar por cortejarte en elevación azuzada,

habrá de ser, habrá de ser, habrá de ser

el día jubileo de tus labios en roce delicado

y tu clima de mar y tu verde mar y tu sombra mar… amar.